En el caso de Rosita el cuerpo y su autorreferencia no son solo un medio, es principio, medio y el fin que justifica sus performances. Deudora de las obras referenciales de Ana Mendietta, Tania Brugueras y Elsa Mora, genera su propio discurso artístico. Perteneciente a la más joven hornada de creadores emergentes, se ha posicionado en un sitio de reconocimiento. La (auto) desnudez en sí y para sí, es una “herramienta” de asimilación y discurrencia. Resistencia y vitalidad evocan sus piezas.